Un dragon con

.
Nota: ¡Ojo! las paginas de los capitulos estan en desorden.
Ahí está. Azul, tanto como el cielo que se llena de negro nubarrones, como el mercurio toxico, venenoso. Tan azul, tan frio y ajeno.
Es hermosa, una belleza madura de la primavera avanzada que parece anunciar otoño pero congela el tiempo y queda ahí, tan sublime e intimidante.
Es ella. A la que desposo hacia ya varios años y nunca a conocido realmente. Que le hace sentir como un ya anciano profesor de simbología que ve pasar lo que resta de su vida en un proyecto inalcanzable.
-“Mucho trabajo ¿He?”—Pregunta con la ceja arquead y las piernas cruzadas. La copa de vino se agita en sus delgadas y largas manos tan propias de una experta pianista que sin embargo nunca ha tocado ni una sola pieza
-“Mañana hay junta de comité, todos estamos muy estrados”—Ella asiente ¿Qué otra cosa sí, no? Y sonríe, como últimamente; forzada y enigmática, con el carmín resaltando el blanco de su dentadura
-“Es razonable”—Dice ahora llevándose la copa a los labios. Y ahí aparece, como aire glaciar haciéndole entrar en pánico. Aquella única mirada con una única ceja alzada, los labios entreabiertos y un aura de completo control.
-“Estoy cansado”—Advierte temeroso y ella siente de nuevo, desinteresada, conocedora. Y mientras se cambia siente la filosa mirada azul de la que llama su amada.
La puerta se abre con un leve ruido, pasan apenas un par de minutos y voltea al umbral. Ojala no lo hubiera hecho. De pie, siempre de pie; con ese aire de grandeza, esta ella, copa en mano, cabello negro resbalando como seda sobre su espalda. Dibujando una sonrisa de superioridad.
Lo sabe.
Mentira.
Lo sabe
¿Cómo podría?
Y sale del cuarto con paso firme, decidido—“Ya lo sé”—Le confirma ¿Qué? Prefiere ignorarlo. Da un pequeño brindis, al aire; junto a una penetrante mirada llena de recelo y sigue su camino.
Para él, la carcajada sin sentido que escucho a lo lejano, no fue más que un sueño.
-
-
-
“La persona Indicada en el momento indicado”
Honoka consideraba que su Kouhai-Kun no estaba preparado del todo para afrontar la realidad del mundo exterior. Después de todo el jovencito (que entre momentos se le figuraba toda una versión miniatura de su querido hermano mayor) había estado durante sus largos trece años de vida en medio del bosque junto con las hadas, los duendes, unicornios y otras criaturas que suponía debían vivir ahí. Era por eso que ella, como la grandiosa hermana del heroico primer discípulo de Rio Sanpaku tenía que protegerle como el frágil e indefenso chico de nuevo ingreso, que él era.
El hecho de que Kouhai-Kun fuese practicante de artes marciales como su Onii-chan y Na-Chi le era irrelevante. Honoka tenía que cuidarle de la maldad del mundo.
El sabor del chocolate inundo su paladar causando una fina línea curva, formando una sonrisa de satisfacción en su níveo rostro y se prometió a si misma visitar ese lugar más seguido. Tomo otra porción de su “Mega Banana-Split bañado en chocolate doble” y dirigió su mirada gris hacia su—aparentemente—indiferente compañero.
Aun recordaba el monumental drama que monto su hermano cuando le dijo que ella también quería aprender Karate ya fuese con Apachai (porque según ella era el más amable) o con la maestra Shigure (Que prácticamente ya le estaba empezando a explicar el sin número de armas que había sacado de quien sabe dónde) solo para que cinco minutos después un perturbado Kenichi la sacara a rastras del Rio Sanpaku. Hasta el momento no tenía permitido volver a pisar el Dojo. Al menos no, mientras Apachi y Shigure no olvidaran lo ocurrido, lo cual ella creía difícil. Al parecer ellos si querían enseñarle.
-“Onii-Chan es un exagerado”—Pensó refunfuñante mientras observaba el matiz rojizo del cielo crepuscular atreves de la ventana, el cual cambio a los pocos segundos por el reflejo del perfil de aquel apuesto joven que tomaba en silencio una soda.
Para su fortuna y en una especie de “Dejavu”, mientras caminaba molesta de regreso a casa; se encontró con un chico rubio que estaba siendo intimidado por unos pandilleros. Obviamente su Chipote-Chillón tenía que hacer acto de presencia para ayudarle a dar una lección a esos delincuentes juveniles. Pero nunca llego a utilizarlo. Con asombro observo como aquel muchacho derrotaba a todos esos maleantes sin siquiera pestañar ¿Acaso todos en la ciudad sabían pelear como Bruce-Lee? Tomo una gran bocanada de aire. Esa era una buena oportunidad.
-“¡Hey tu Cuatro Ojos!”—Grito a todo pulmón—“¡Quiero que me enseñes eso!”
El chico rubio solo la miro, claramente confundido; para después sonreírle avergonzado diciendo algo como:
-“Me encantaría, pero si lo hago ¿No sería Exhibicionismo?”
Honoka le miro sin entender.
-“¡Oh! ¿Quieres aprender a pelear?”—Honoka asintió manteniendo alzado su Chipote-Chillón. Algo de lo que había dicho el chico anteriormente no le daba confianza—“Supongo que no estaría del todo mal. El Dojo ya necesita nuevos reclutas”—Sonrió amablemente mientras le extendía una pequeña tarjeta—“Y quién sabe, en un par de años puede que te enseñe”—Aunque no entendió, Honoka negó energéticamente.
De eso hacía ya una par de semanas.
Las Artes Marciales chinas no eran lo que esperaba (Como tampoco lo era el Dojo del Dragón rojo, el cual formaba parte de un restauran de comida China) Muchos de los movimientos eran bastante graciosos y fáciles. El chico decía que ella tenía talento innato y por supuesto, Honoka estaba maravillada, en especial porque esos pasos eran idénticos a los de Na-chi y eso le hacía sentir que ella estaba al nivel del “Niño Bonito”.
Estaba segura de que cuanto Natsu le viese se sorprendería. Pobre de él si algún día no le cumplía sus promesas. Ella seria fuerte y ya iba siendo hora de que el joven la respetase (Al menos eso era lo que le dijo Renka-Sempai, quien al igual que la mala mujer de nombre Miu, poseía unos pechos enormes) Honoka torció la boca y a media voz pregunto:
-“Neh…Nachi… ¿Sigues molesto?”
Pero el rubio no respondió, limitándose únicamente a tomar pequeños sorbos de su lata de refresco.
Unos días atrás, su Otou-Chan se había enterado de sus clases de Artes Marciales y había, prácticamente; sufrido un— gracioso—ataque de histeria mientras lloriqueaba abrazado a las piernas de su Oka-Chan, gritando:
-“¡Mi adorada hija también Saori-Chan! ¡Ella también me quiere abandonar, dejara el nido!”
Y luego su hermano la llevo de paseo para tener una “Platica de Hermanos”, Honoka creía que había sido bastante fácil conducir aquella charla por el camino que quería de tal forma que Kenichi le comprase todo lo que ella deseaba y sin soltarle información alguna. Normalmente era todo un desafío teniendo en cuenta que la persona con la que trataba siempre era Tanimoto Natsu, su protegido principal.
Honoka se preguntaba si su Onii-Chan había hablado con Na-Chi. Ya que a los pocos días mientras Renka-Sempai y el “Cuatro Ojos” le enseñaban la posición correcta de manos y pies, un muy serio Tanimoto entro al lugar portando una gabardina con capucha que cubría ligeramente su rostro y utilizando una voz nasal se dirigió a ella:
—“¿Se puede saber en qué rayos estas pensando?”
Honoka arrugo el entrecejo.
-“No sé de que hablas Na-Chi”
-“Que no me llames así…”
Si bien Renka-Sempai se había mantenido al margen, “Cuatro ojos” se interpuso entre ella y Natsu que solo le miro indiferente. Por un momento creyó que ambos se enfrentarían, la habitación se había vuelto repentinamente sofocante.
-“¡Que suertuda Hono-Chan, mira que tener a dos de tu mano!”—Soltó de repente Renka haciendo muchos otros comentarios extraños a los cuales no entendió pero que al parecer ambos jóvenes sí. Natsu solo desvió la mirada negándose hacer contacto visual con la joven que adquirió de repente rasgos felinos y le daba palmaditas en el hombro. “Cuatro Ojos” sin embargo solo sonrió nerviosamente.
Al final, termino yéndose con Na-Chi, aunque prometió regresar al otro día—“Te estaré esperando Hono-Chan”—Le dijo el rubio de lentes dándole un repentino beso en la frente. Na-Chi inmediatamente le jalo de forma brusca y la coloco sobre su hombro como si de un costal de patatas se tratara. Ella odiaba las patatas.
Al día siguiente, aunque quiso; no pudo cumplir su promesa; Na-Chi le había ganado en su usual juego de Otello (Cosa extraña, además) y le había prácticamente ordenado no volver al Dojo del dragón rojo.
—“Solo quería hacerme fuerte, como Onii-Chan o como tú”—Argumento. Tanimoto solo gruño—“Así podría proteger a Kouhai-Kun”
La mirada azul de Natsu se endureció por un momento.
-“¿Te importa tanto como para hacerte la idiota?”—Honoka comenzó a rezongar—“él no necesita que lo protejas, renacuajo.”—Dijo interrumpiendo los berreos de la chica—“si continuas con esa idea estúpida solo acabaras por meterte en problemas como tu estúpido hermano…podrías terminar muerta”
Honoka sintió un escalofríos recorre su cuerpo y de malas ganas termino aceptando los términos del chico que incluía “No volver a tratar con Cuatro Ojos”. Ante esto ella solo se encogió de hombros, tampoco es que fuera algo terrible de hacer. Aunque minutos antes de su cita acostumbrada con Natsu, Cuatro Ojos la había ido a visitar a su casa y por supuesto Na-Chi lo había visto. Quizás era por eso que él se comportaba tan seco con ella.
-“No seas tan severo. Odei Kan-Sama (*)”—Lloriqueo la muchachita, poniendo ojos de cachorro; gesto que Natsu ignoro olímpicamente.
-“¿Desea el joven algo más?”—Pregunto de pronto una mujer de cabellos negros que miraba bastante sonrojada al chico. Honoka la fulmino con la mirada.
-“No, pero muchas gracias”—Respondió Tanimoto dibujando una agradable sonrisa mientras ladeaba la cabeza de forma galante. Aquella mujer parecía que en cualquier momento se derretiría de la emoción.
-“Q-quizás su hermana…”
-“Ella no es mi hermana”—Interrumpió Natsu haciendo hincapié de ello aunque de forma amable—“Le agradezco mucho sus atenciones pero si deseamos alguna otra cosa le informare”—La mujer asintió y comenzó alejarse sin despegar su mirada de él.
Honoka gruño—“¡No hagas eso!”—Na-Chi le miro con una ceja levemente alzada—“Detesto que actúes de esa forma tan ñoña con todas las chicas, solo las animas a que estén chillando y babeando cada vez que pasas”
Tanimoto la miro detenidamente por unos pocos segundos antes de alzar la mano en dirección a la mesera—“¿Podría traerme otra soda, por favor?”—Pregunto con un jocoso timbre de voz y una mirada destellante, la mujer de cabellos negros se sonrojo notablemente mientras asentía de forma rápida.
Un tic apareció en el ojo derecho de la menor.
-“Eres…eres… ¡Eres un maldito Gigoló!”—Exclamo tomando de forma furiosa otra porción de su helado y desviando el rostro hacia la ventana con un enorme ceño fruncido.
Si hubiera puesto atención habría observado la fugaz sonrisa que surco en los labios del Joven Artista Marcial.
**
(1) Kouhei-Kun es un pequeño Niño que aparece en el Gaiden del manga 380 "Animando al Nuevo Estudiante"
(2) "Cuatro ojos" es uno joven rubio que sale en un capitulo del manga cuando Renka y los demas van a una piscina publica, no recuerde nunca su nombre.
(*) Odei Kan-Sama es como se dirige Honoka hacia Natsu en el capitulo 319.
Ya había sido bastante molesto tener que pasar por los efectos de la tan detestable “Pubertad” (aunque tampoco es como si ya no los tuviera…psss, estúpidas hormonas del crecimiento) aun recuerdo cuando a mis doce años de edad y en pleno examen de Matemáticas me visito por primera vez la “caperuza”.
Si hubiera podido, me habría suicidado con lo más mortal y cercano que tenia….La punta del Lápiz. Lamentablemente esta se quebró y no tenía sacapuntas.
Luego que si los primeros barritos. ¡Tema Tabú! Que horripilante y sangrienta etapa.
¡oh! Y no puedo olvidar mi primer “sujetador”, Tremendo show que monto mi señora madre porque “No había especial para formar una copa redonda y firme” (junto a unas cuantas explicaciones con extraños gestos sobre sus pechos, los de la joven que nos atendía y los míos) Estoy segura que mi cara se volvió la envidia de cualquier tomate. ¡Por que tienen que gritar esas cosas por toda la tienda! El que sea una boutique no significa que media clientela sepa que es tu primer bra.
Además que sea lo que sea que tenía que hacer el bendito “sujetador especial” no se notaria bajo aquellas enormes camisas que usaba.
Muchas otras cosas pasaron, unas más vergonzosas que otras. Y pensé que ya todo había acabado. ¡Pero qué rayos! Casi puedo escuchar la música propia de una película de terror. “Din, din, Din, din”—“¡Ahí, viene…esta cerca…NOOO!”
Desgraciado tiburón y sus cada vez mas tontas secuelas….
Estúpido organismo complicado y sus aliados llamados “Hormonas”
Mil veces maldito cólico.
Me pregunto si ¿los mayas habrán sido buenos con sus “vistazos al futuro”?
Porque mi “futuro ya está cerca” ¡JA! Estúpidas propagandas universitarias que solo te estresan. E inoportuno baile de graduación… ¡No debería ser obligatorio asistir! Me niego, me niego, me niego.
Antes muerta que usar tacones y vestidos con los que pareceré carpa de circo. ¡Dichosa herencia materna…jodidas caderas anchas!
Y no hablare de “ESE” con el que se me ha juntado prácticamente, hasta ser nombrados la “Pareja del Año” ¡Ni siquiera nos hablamos
¿Qué es demasiado difícil de entender?!
¡No somos nada!
…
…
…
¿Puede el mundo dejar de girar tan rápido?
Apenas hace un par de años estaba comiéndome medio brazo por el examen de Preparatoria y ahora ya no hay nada con que entretener los nervios para el de selección al nivel superior. El cual por cierto ya van dos para los que no apruebo. ¡Siempre estoy a tan pocos reactivos, joder!...pero la tercera es la vencida, lo es, tiene que ser… ¿No?
De verdad pensé que lo peor ya había pasado. Pero me he dado cuenta de que apenas estoy a menos de medio camino.
Me aterroriza…
El vivir sola no es problema, los huevos revueltos y los frijoles refritos me salen de maravilla… La ropa, ¿Hay lavadora, verdad? El aseo de la casa/departamento/cuarto será pan comido. Lo he hecho… pero
¿Podre sobrellevar el estudiar y trabajar al mismo tiempo? Digo, si es que llego a quedar en la universidad.
Mierda ¡Estoy en decadencia!
¡Un respiro por el amor de dios!
-
-
Primero:
El tercio del libro de Jacob
Jacob es el centro del escenario a lo largo de un tercio del libro en lo que posiblemente es la mejor sección del tomo de 800 páginas. Él es divertido, realista, y probablemente el único que permanece en su personaje. Si antes eras miembro del Equipo Edward, te garantizo que reconsiderarás tu lealtad después de leer la parte 2. El joven Jacob Black es así de entrañable; rescatando algo que de otra manera sería cansado de leer. Seguramente Taylor Lautner será el centro de atención de los pósters
Como miembro del Team Jacob eso me parece genial. Despues de todo la cantidad de fans del joven lobo aumento bastante en Luna Nueva, seria un acierto en lo que respecta a Mercadotecnia. Y concuerdo ademas con el resto del parrafo, a mi parecer Amanecer no es precisamente lo mejor que hay pero Jacob es sin duda una de las partes que para mi salvan todo lo demas. Quizas estoy equivocada, pero esa es mi opinion.
Segundo:
Nacimiento de Reneesme.
Los nacimientos normales son dolorosos ¿cierto?. Lastiman, son un caos, y aún así muchas mujeres pasan por eso una y otra vez. Stephenie Meyer lleva el nacimiento al siguiente nivel en Amanecer con un bebé gigante que literalmente se abre camino para salir de su querida mamá. La columna de Bella se rompe, dejando a Bella retorciéndose de dolor. Edward llega al rescate y rasga el útero de Bella con sus afilados dientes de vampiro para sacar al bebé, enseguida procede a convertir a su amada en vampiro para salvar su frágil vida humana. ¿Clasificación P -13? No lo creo.
Tercero
Reneesme Carlie Cullen
Ignora el nombre por ahora, hablaré de eso mas adelante. La idea de que Bella y Edward puedan tener un bebé mitad humano-mitad vampiro es absurda, pero, siguiendo con esa idea no solamente es ridículo sino innecesario. Esto convierte a Bella en un loco robot dependiente de Rosalie y hace a Edward prácticamente inexistente. Reneesme es un personaje molesto y que no deseo ver inmortalizado en un DVD. Su crecimiento acelerado y su inteligencia pueden ser un verdadero problema para los agentes de casting, sin mencionar al pobre director que tendrá que trabajar con un niño pequeño. Además está el tema del nombre: Reneesme Carlie Cullen, una mezcla del nombre de las mamás de Bella y Edward (Renee y Esme) y del nombre de los padres (Charlie y Carlisle).
Sobre Reneesme creo ya he dado suficiente opinion en otros lugares sobre ello. No tengo nada contra el personaje, aun cuando creo que su incorporacion fue absurada e inecesaria pero Bella necesitaba su Feliz para siempre ¿No? y el tener hijos formaba parte de eso. Por otro lado esta la imprima de Jacob con la Semivampiro. Tampoco me gusto. Es como si hubieran imprimado a Leah del hijo de Sam y Emili. y creo que habia otras forma las cuales explotar para darle un mejor final a Jake. Sinceramente creo que se merecia algo mejor que solo imprimar de la hija de la chica a la que amaba. Opniones van muchas y esa es la mia.
Cuarto:
Una guerra de vampiros es ganada… ¿hablando?
¿Cuando fue la última vez que viste retirarse a vampiros sedientos de sangre sólo porque unos amigables vampiros lo piden? Nunca, por supuesto. Así no es como funciona el mundo de los no-muertos. Ellos pelean, matan. No se están por ahí hablando durante una hora y media antes de decidir que tienen mejores cosas que hacer. Es algo que puede casi se puede pasar por alto en un libro, ¿pero en una película? De ninguna manera. Algo tiene que pasar para mantener a la audiencia entretenida.
Es verdad. Al menos yo si me quede con las ganas de una buena batalla, tanto parloteo si me aburrio y creo que en especial en una pelicula seria tedioso escuchar a los personajes hablar y hablar sin nada mejor que hacer que ver una "batalla"entre el Escudo de Bella y la neblina que representaba el poder de Jane y Alec, creo es.
En conclucion, Amanecer tiene a mi punto de vista mas cosas no tan buenas, que buenas y si desean dividirla en dos partes yo no tengo problemas. Mientras le den un guion decente y giros de accion sobresalientes. ¡oh! y mas partes de Jake sin camisa jajaja.
Para aquellos que Quieran leer el articulo a continuacion les dejo el Link.
Es viernes, casi sábado. Once y media de la noche, treinta minutos para dar las doce; ciertamente, casi sábado.
Y te recuerdas que ese es un buen día, el sábado es bueno, sonríes porque sabes que no es del todo cierto. Pero asientes y te llevas la copa de vino a la boca dejando una marca sutil del carmín de tus labios. El vals sigue y las parejas revolotean, felices, completamente ignorantes, una y otra vez. Eso es bueno. Respiras hondo sin desdibujar la sonrisa de tus labios, quitas el mechón negro que estorba tu visión y enderezas la espalda, aquel vestido estraple no está para malas posiciones, se puede ver demasiado. Eso es bueno.
Alguien dijo algo, no sabes qué y no estás para averiguarlo, pero todos ríen hasta casi ahogarse por la falta de aire, el Tío Lázaro es un claro ejemplo. Así que también lo haces, sueltas una carcajada estruendosa, completamente falsa; pero nadie lo nota, no podrían con aquella música resonando.
Notas, también; aquella mirada insistente del hombre vestido de frac negro en la mesa de enfrente, pero no te importa ¿Por qué debería? Es un desconocido, tampoco es que sea tu tipo. Demasiado rubio. Piensas y vuelves a llevar la copa a tu boca. La música baja el volumen y las parejas se detienen para posar la mirada en el pequeño escenario lleno de rosas rojas y al hombre anciano iluminado por las luces amarillentas, que sonríe de forma amplia marcando sus arrugas y te acuerdas de pronto del Gato de Cheshire y te convences de que un remolino que te pudiera arrastrar a otro mundo es lo que necesitas, pero adviertes que no son la misma historia. Pero tampoco eras buena en Literatura. Las parejas van regresando una a una a sus respectivos lugares, para dejar espacio al último baile de la pareja estelar.
Y te retuerces en tu asiento procurando que tu rostro no refleje lo que pasa adentro. Porque lo sabes y estas consiente de cómo todo, poco a poco; se desmorona, se rasga, se rompe, te falta el aire y sientes tu corazón palpitar a una velocidad impensable, como si quisiera salir disparado para que todos vieran tu realidad, lo herida y débil que estas.
La copa cruje entre tus dedos, aunque no se rompe como lo hacen en las películas, no tienes la fuerza suficiente y eso duele a un mas. Quisieras ver tu sangre correr sin parar, que tu vida se evaporara junta ella porque sabes que no podrás soportarlo, no por más tiempo. Aprietas los labios para que ningún sonido salga, nada debe ser pronunciando; podría herirte mas y a ellos también. Te sientes estremecer, tus extremidades tiemblan, tus puños se cierran, no sabes donde quedo la copa. Las lágrimas corren en silencio, completamente mudas; vestidas de luto. Y todo pasa tan rápido, justo en el momento en que aquellas siluetas dan una vuelta, con las miradas puestas en ti; una avergonzada y otra confusa.
Estas frente a ellos, no sabes cómo; pero ahí estas, temblando; con las uñas clavadas en tu carne. Los murmullos se hacen cada vez más evidente y aquella cuarta presencia trata de hacerte volver a tu lugar, a la realidad; pero ya no puedes, ya no quieres. Te niegas, estremeces y explotas.
-“¡Maldito!”—sale de tus labios a acompañados de muchos otros, lanzas manotazos al aire. Que has enloquecido, eso dicen los invitados; probablemente sea verdad—“¿Por qué yo?”—Preguntas, como si hubiera respuesta—“¿Por qué ella?”—Pero no hay nada. Solo una minoría entiende ese acto y perdona tu falta de compostura con miradas de lastima. Aquellos ojos chocolate también lo hacen y no lo soportas—“¡Te odio!”—Mentira—“¡Te odio!”—Infamia.
Y vuelves tus ojos hacia ella, que tiembla aferrada del brazo de su esposo—“No hagas esto”—Te pide—“Es mi noche”—Te recuerda.
-“¡Debió ser Mi noche!”— Y ella suelta en llanto, pero no te importa ni eso ni las miradas acusadoras. Porque ya era tiempo, ya nada puede permanecer adentro. Y lo gritas con voz ronca, el rostro manchado y el carmín escurrido. No callas, aunque te lo pidan y traten de llevarte lejos. Sigues gritando, relatando hasta el último suspiro y gemido que salió de aquellos labios ante cada rose de tus dedos. Con risas histéricas y variados—“¿Lo recuerdas?”—Sabes que es así y disfrutas de su rostro descompuesto.
No te detienes, ni un segundo a tomar aire, gritas todo una verdad aunque sea lo último que hagas. Todos tienen que escucharla.
Tu pecho esta adolorido, la garganta te quema, los ojos te arden—“¿Estás bien?”—Te preguntan ¿Cómo podrías estarlo? La silla cae a tus espaldas, todos en la mesa te miran pero no te quedas para hacer realidad tus fantasías destructivas y sales corriendo seguida de una preocupada amiga. La primera campana anuncia las doce, entras al baño hecha una fiera, felicitaciones se escuchan, tu amiga trata de consolarte pero la apartas con fuerza. Tu reflejo se va descomponiendo, algunas venas se marcan en tu cuello, las lozas del lavabo se quejan ante tus golpes y los sollozos de la que te observan se pierden bajo el estruendo de los fuegos artificiales, como si fuera una estúpida fiesta de año nuevo; anunciando la despedida de los novios.
Un lastimero grito se escapa de tu boca, aunque duela, no importa; Gritas tan alto como puedas, de rabia, de impotencia, de amargura. Gritas y solo eso hasta que tu voz se esfume, hasta que ya no haya nada.